
Cuando en 2011 puso rumbo al Galatasaray, su carrera comenzó un declive que fue más allá de lo futbolístico. Estuvo casi un año sin equipo, hasta que el Sunderland le dio una oportunidad. Duró un mes.
La pista se le pierde a continuación. Reapareció esta temporada en el fútbol chipriota, al menos nominalmente. No ha jugado un minuto, porque su vida es un infierno.
Una enfermedad le ha obligado a colgar las botas. Una enfermedad de carácter psiquiátrico que ha arruinado su vida tal y como la conocía.

"No me puedo permitir el dinero para pagar un abogado", reconoció. Su divorcio fue de todo menos amistoso, y Eboué lo perdió todo a favor de su ex mujer.
"Estoy dentro de la casa, pero vivo con miedo. Porque no sé cuándo podría venir la Policía a por mí. A veces apago las luces porque no quiero que la gente sepa que estoy dentro, y atranco la puerta por dentro", confesó.
Sin embargo prometió luchar por lo que considera una injusticia. "Venderé mi ropa si hace falta. Lucharé hasta el final porque no es justo", dijo al diario 'Mirror'.
Reconoció que su falta de educación ha sido la culpable de esta situación. "He sido inocente. Firmaba lo que me decían que firmara. En Turquía gané ocho millones de euros, siete fueron para mi mujer", explicó.
"Todos los días me lavo los jeans, la ropa, todo. Mis manos están duras. Como si hubiera estado trabajando en una granja", reveló también.
Eboué volvió a Londres, pero trata de pasar desapercibido entre la multitud. Y de hecho, cuesta reconocerle. Aquella estrella del Arsenal ahora es un ciudadano anónimo que lucha por salir adelante.
Escrito por: kolawole
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